5 DE MAYO: UNA MENTIRA HECHA VERDAD.
"... Si en la enseñanza de esta [la historia nacional] se optara por dar a conocer todas las versiones que se tienen de un suceso histórico y en lugar de “acartonar” a cada uno de los actores involucrados los observáramos como lo que fueron, seres humanos en puntos relevantes de la historia... veríamos la historia de manera diferente."
“La
historia la escriben los vencedores”
Decía George Orwell, por
otro lado, el cineasta argentino Eduardo Mignogna, decía:
"Si
la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que existe otra historia,
la verdadera."
De eso muchos podemos estar
de acuerdo y otros no, pero como en cada acontecer de la vida, existen
versiones y puntos de vista que se contraponen, tanto de los que ganan, de los
que pierden y de los que solo observan, y el hecho de establecer una versión
sobre un hecho histórico y darla a conocer como oficial ha hecho que muchos
estudiantes vean en la historia una materia aburrida, porque al negar el
acercamiento con otras versiones le quitan al suceso la picardía de la curiosidad.
El ser humano es “mitotero”
por naturaleza, y eso lo vemos en los ratings que tienen los programas de
espectáculos y los reality shows donde los formatos basan los programas
televisivos en el escudriñamiento de la privacidad de los protagonistas.
¿A dónde vamos con esto?
Regresando al estudio de la historia, si en la enseñanza de esta se optara por
dar a conocer todas las versiones que se tienen de un suceso histórico y en
lugar de “acartonar” a cada uno de los actores involucrados los observáramos
como lo que fueron, seres humanos en puntos relevantes de la historia, veríamos
de manera diferente el estudio de esta rama de las humanidades, veríamos la historia de manera diferente.
Tomemos el ejemplo de la
celebración de hoy. La batalla del 5 de mayo de 1862, hay muchas verdades
históricas que no se conocen, un ejemplo es el conocido relato de la relevancia
que tuvieron los indígenas zacapoaxtlas en el desarrollo de la batalla y en el
triunfo del ejército mexicano sobre la poderosa milicia gala.
Este acto es recordado año
con año en las festividades realizadas por las autoridades poblanas víctimas de
la mala enseñanza de los sucesos del pasado y por la apatía generada ante
métodos nefastos de instrucción y, por ende, la falta de interés para
reivindicar a los verdaderos héroes de esta gesta.
En la historia oficial se ha
dado a conocer que el Sexto Batallón de la Guardia Nacional “Cazadores de las
Montañas de Tetela de Ocampo” tenía en sus filas a pobladores de Zacapoaxtla,
aunque en realidad, según Paco Ignacio Taibo II, “sólo uno de sus miembros era
oriundo de ese municipio, que también era conservador y estaba del lado de los
franceses.” Para ser sinceros, el Sexto Batallón lo formaban indígenas que eran
discriminados por la gente de la cabecera municipal de Zacapoaxtla y que habían
nacido en poblaciones como Cuetzalan, Tetela, Comaltepec, Xaltetela, Zacatipan,
Xochiapulco y Xocoyolo, entre otras.
Según el etnohistoriador
Venancio Armando Aguilar Patlán:
“Existe
abundante documentación en archivos de la sierra Norte de Puebla, la ciudad de
Puebla, el Archivo General de la Nación y de la Secretaría de la Defensa
Nacional que prueban fehacientemente que los habitantes de la entonces Villa de
Zacapoaxtla (cabecera municipal y distrital) se negaron a participar en la
defensa de la patria durante la batalla del 5 de mayo de 1862”.
Litografía de Constantino
Escalante alusiva a la gesta del 5 de mayo de 1862, en imagen incluida en la
página electrónica de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Otro de los mitos
relacionados a este suceso es la supuesta heroicidad de la ciudad de puebla, aunque,
a decir verdad, la sociedad poblana de aquel entonces, era en su mayoría
conservadora y de alguna manera eran partidarios de la intervención extranjera,
principalmente el clero, que, al año siguiente, cuando entraron los franceses, mandó
a tocar las campanas de la catedral. Hoy en día se le reconoce a Puebla como
“Heroica”, cunado en su momento negaron apoyo a las fuerzas del general
Zaragoza.
Por otro lado, la imagen
que se conserva del general Ignacio Zaragoza Seguín se ha visto opacada y tal
vez no se le ha reconocido como el patriota que fue, pues a pesar de los
problemas personales que tenía (principalmente ante la delicada salud que su
esposa tenía en el momento de la gesta) se mantuvo firme en defender las
ultimas defensas, que, hasta ese momento, disponía el gobierno de Juárez. Y
esta imagen se vio afectada durante el porfiriato y los gobiernos posteriores
tampoco reivindicaron su valor histórico.
De casos como la anterior,
la historia nacional tiene muchas verdades escondidas u ocultadas con la
intención de dar una identidad con base a supuestos hechos disfrazados, una
identidad sustentada en mentiras.
Por eso, cambiar el
enfoque sobre el que se basa la enseñanza de la historia en las instituciones públicas
es importante y urgente, no se puede formar ciudadanos con una idea errónea y
apática del acontecer histórico de la nación. Se corre el riesgo de elegir erróneamente
en cada elección que participamos.
Comentarios
Publicar un comentario